Esto tal vez te suene familiar, tal vez aún no, pero cuando te cuente de que se trata te aseguro que sí.
Te sonará más familiar cuando te recuerde aquel refrán que nos decían las mamás: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, sin embargo, como muchos de los consejos de las mamás lo dejábamos pasar.
Recuerda aquella llamada que debías hacer y aún no has hecho, recuerda ese cambio personal que sabes debes hacer pero aún no has hecho, o ese propósito que te pusiste para este año y ahora en octubre puedes dar fe que se quedó en el papel o con la uva que te comiste el 31 de diciembre cuando mil promesas te hiciste a ti mismo(a).
Pues bien de esto se trata el hábito de posponer, es justamente esa manía de “mejor lo hago después”, “el otro lunes comienzo”, “mejor espero a que…” Y de pronto te das cuenta que se finalizó el año y aún ni siquiera has empezado.
Pero por qué esto es tan frecuente para el ser humano. Pues te daré dos razones básicas, la primera de ellas tiene que ver con un proceso natural del ser humano y hasta instintivo y es la tranquilidad de mantenerme en lo que resulta seguro para mí, así las consecuencias no sean las esperadas, te voy a poner un ejemplo, este año me he propuesto tener mayor seguridad a la hora de tomar decisiones.
Sin embargo, para ello necesito aprender nuevas formas de pensar sobre mi misma, arriesgarme a tomar decisiones, responsabilizarme de ellas y sus consecuencias, etc…. Uff! Esto al parecer requiere esfuerzo, dedicación, constancia y salir de mi zona de confort; entonces ¿qué prefiero? mantenerme en mi comportamiento viejo porque ya es una forma aprendida, no me responsabilizo de lo que pueda pasar porque otros toman decisiones por mí, ya sé que va a pasar después y mejor no me esfuerzo.
Y la segunda es porque nuestra mente trabaja basada en nuestras creencias y valores y si estos no están acordes con mis deseos pues buscaré la manera de sabotearme y darle mil razones que más bien son excusas para no tomar acción. Tomemos el mismo ejemplo, si yo creo que no tengo aún el criterio para tomar mis propias decisiones, si creo que equivocarse es lo más terrible que me puede pasar y no me lo permito, si pienso que no merezco sentar mi posición así a otros no les guste, pues así quiera tomar mis propias decisiones siempre estará presente la duda y delegaré a otros mi responsabilidad. Entonces empiezan las explicaciones del por qué aún no he cambiado y del por qué es mejor hacerlo después.
Para transformar esto piensa que estas tolerando? Que estás dejando que suceda por mantenerte en tu zona de confort o “tranquilidad”?. También piensa que creencias tienes en este momento que te hacen buscar razones para dejar para mañana lo que puedes hacer hoy.
Ahora te invito a que pienses en tres acciones que has venido postergando, no importa si son pequeñas o grandes simplemente piensa en aquello que no has hecho aún, y proponte hacerlo esta semana.
Para sellar este momento de decisión y coraje, te sugiero hacer un ritual que parece sencillo, pero es mágico.
Vete a tu cuarto, tu cocina, tu baño o a tu sitio de trabajo, y empieza a deshacerte de todo aquello que ya no uses, aquello que ya no sirve porque está dañado, aquellos tarros con poquitos de cosas que los tienes ahí pero la verdad ni te acuerdas. Bota todo aquello que ya no te sirve, regala la ropa que ya no uses a personas que la puedan necesitar y luego limpia, ordena, clasifica y coloca cada cosa en su lugar. Vas a ver como la energía empieza a fluir, como tú inmediatamente te sientes mucho mejor y sobre todo como inconscientemente este pequeño acto de soltar y organizar se traslada a tu mente y cosas importantes y maravillosas empiezan a pasar en tu vida. Porque le estás diciendo a tu mente que eres capaz y comprometido(a) con tus propósitos. Entonces, ¡toma acción ya!.
Confío que tomarás de aquí lo mejor para ti.
Un saludo caluroso,
Marie Isabel Pantoja Aguilera
Coach de Vida y Gestora de Talento